jueves, 31 de marzo de 2011

El Nuevo Cine Venezolano

     En 1973, la película Cuando quiero llorar, no lloro de Mauricio Walerstein, basada en la novela homónima de Miguel Otero Silva, logra un éxito sin precedentes en taquilla, lo que comienza un boom del llamado Nuevo Cine Venezolano, corriente de cine social muy famosa en los años setenta y cuyos máximos exponentes serían, además de Walerstein, Román Chalbaud (especialmente con su film El pez que fuma), y Clemente de la Cerda con Soy un Delincuente.
    Esta corriente se mantendría durante gran parte de los años ochenta, con películas como Macu, la mujer del policía de Solveig Hoogesteijn y Homicidio Culposo de César Bolívar. En el año 1984, seis películas venezolanas —La graduación de un delincuente, Macho y hembra, Ya-Koo, Oriana, El atentado y Más allá del silencio—, se encontrarían entre las diez películas más taquilleras del país. Sin embargo, durante esta década el país cae en una profunda crisis financiera, lo que repercute en una notable disminución del cine nacional

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